martes, 15 de noviembre de 2011

Revolución industrial


La Revolución industrial

fue un periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX, en el que Gran Bretaña en primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales de la Historia de la humanidad, desde el Neolítico.

La economía basada en el trabajo manual fue reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La Revolución comenzó con la mecanización de las industrias textiles y el desarrollo de los procesos del hierro. La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la capacidad de producción. La producción y desarrollo de nuevos modelos de maquinaria en las dos primeras décadas del siglo XIX facilitó la manufactura en otras industrias e incrementó también su producción.

Así es que en la Revolución industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada, y de este modo bajar costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo costo fijo.

Etapas de la Revolución industrial

La Revolución industrial estuvo dividida en dos etapas: la primera del año 1750 hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1914. Todos estos cambios trajeron consigo consecuencias tales como:
  1. Demográficas: Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) — Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población — Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica
  2. Económicas: Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de las grandes empresas (Sistema fabril) — Intercambios desiguales
  3. Sociales: Nace el proletariado — Nace la Cuestión social
  4. Ambientales: Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación irracional de la tierra
A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de transformaciones que hoy conocemos como Revolución industrial dentro de las cuales las más relevantes fueron:
  • La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que mejoraban los procesos productivos.
  • La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller familiar a la fábrica.
  • El uso de nuevas fuentes energéticas, como el carbón y el vapor.
  • La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
  • El surgimiento del proletariado urbano.



LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL DEL SIGLO XVIII
Introducción: Hasta fines del siglo XVIII, la economía europea se había basado casi exclusivamente en la agricultura y el comercio. Lo que hoy llamamos productos industriales eran, por entonces, artesanías, como por ejemplo los tejidos, que se fabricaban en casas particulares. En una economía fundamentalmente artesanal, el comerciante entregaba la lana a una familia y ésta la hilaba, la tejía y devolvía a su patrón el producto terminado a cambio de una suma de dinero.

Esta forma de producción se modificó notablemente entre fines del siglo XVIII y mediados del XIX. El país donde comenzaron estos cambios fue Inglaterra. Allí se daban una serie de condiciones que hicieron posible que, en poco tiempo, se transformara en una nación industrial; lo que permitió impulsar la inventiva y aplicarla a la producción y a los transportes. Surgieron entonces los telares mecánicos, que multiplicaban notablemente la cantidad y la calidad de los productos, y los ferrocarriles y los barcos de vapor que trasladaron los productos de Inglaterra.

Este período, conocido como la Revolución Industrial, fue posible porque:
* Este reino disponía de importantes yacimientos de carbón, el combustible más usado en la época. También, poseía yacimientos de hierro, la materia prima con la que se hacían las máquinas, los barcos y los ferrocarriles;
* La burguesía (ver Vocabulario) inglesa había acumulado grandes capitales a partir de su expansión colonial y comercial;
* Las ideas liberales, muy difundidas en la Inglaterra de esa época, favorecían la iniciativa privada. A esto se sumaban las garantías que daba un parlamento que representaba también los intereses de esta burguesía industrial y comercial.
* La marina Mercante inglesa era una de las más importantes del mundo. Esto garantizaba a los productores de ese país una excelente red de distribución en el orden mundial.


clase social surgida a partir de¡ siglo xii en los centros comerciales medievales europeos, llamados "burgos". Estuvo en sus inicios dedicada al comercio (burguesía comercial) y se constituyó, rápidamente, en un grupo poderoso que llegó a disputarles el poder a los señores feudales. Opusieron al sistema feudal cerrado el sistema capitalista, basado en la moneda y el trabajo asalariado. La riqueza ya no será sólo la inmueble (las tierras), ahora también habrá una riqueza mueble: el dinero y las mercancías, que eran las propiedades de la burguesía. En el siglo xviii, durante la Revolución Industrial, la burguesía propietaria de industrias se llamó burguesía industrial.


Los patrones sacaban provecho de esta dramática situación extendiendo las jornadas laborales hasta 15 y 17 horas diarias en fábricas que no reunían las mínimas condiciones de seguridad e higiene y pagando, además, salarios miserables.

El creciente deterioro de esta situación en las décadas siguientes provocaría una lenta estrategia de nucleamiento de los trabajadores en distintas agrupaciones de diferente tenor ideológico, pero todas confluyendo en la intención de reclamar por sus derechos.

EL CAPITALISMO INDUSTRIAL
El maquinismo exigió una importante inversión de capitales. Hasta ese momento la burguesía los destinaba a los bancos y al comercio, pero notó el importante negocio que significaba producir a más bajo costo y en grandes cantidades. Así nació la burguesía industrial, integrada por los dueños de las grandes fábricas, que pondrán fin a los pequeños talleres artesanales. Frente a esta nueva realidad, los artesanos que trabajaban por su cuenta, tenían una sola opción: trabajar para esas fábricas y cerrar sus talleres. A este sistema se lo llamó capitalismo industrial, porque la industria será el nuevo centro de producción del capital al que estarán lógicamente asociados la banca financiando la producción y las ventas y el comercio.

Las grandes ganancias generadas por la actividad industrial no serían reinvertidas en su totalidad, en ese sector. Los dueños de las fábricas advirtieron la conveniencia de diversificar sus inversiones y destinar parte de su capital a la creación de bancos, entidades financieras y compañías de comercio que distribuían la mercadería que producían sus fábricas.

La Revolución Industrial determinó la aparición de dos nuevas clases sociales: la burguesía industrial (los dueños de las fábricas) y el proletariado industrial (los trabajadores). Se los llamaba proletarios porque su única propiedad era su prole, o sea sus hijos, quienes, generalmente a partir de los cinco años, se incorporaban al trabajo.


Esta situación llevó a varios pensadores de la época a sostener que el enfrentamiento entre estos dos grupos sociales (la lucha de clases) continuaría siendo ineludible y a la vez la condición básica para el surgimiento de una sociedad más igualitario.

Una construcción de vanguardia

El primer aspecto preponderante del Crystal Palace es su aparejo constructivo. Novedoso para la Inglaterra Victoriana, el sistema constructivo utilizado e ideado por Joseph Paxton estaba prediciendo la utilización de la prefabricación y del principio estructural mismo en los años venideros.

Hay cuatro áreas en las que el Crystal Palace fue pionero:
1. la primera gran edificación auto-soportante de hierro fundido,
2. la primera en utilizar lo que hoy llamaríamos paredes de cortina de vidrio,
3. la primera estructura que contrarresta la deformación de vientos laterales, y
4. la primera construcción erguida con piezas prefabricadas.

La edificación debía llevarse a cabo en un tiempo record para la época de 17 semanas, lo que suponía una estructura de fácil manejo y montabilidad. Para esto todas las piezas debían ser prefabricadas en hierro fundido (a excepción de las canaletas del techo que eran de madera) y no debían pesar mas de una tonelada. Toda la monabilidad reposaba en la capacidad del obrero y el tamaño y peso de las partes se diseñó tomando en cuenta la mano de obra.
El vidrio que se utilizó representaba el tercio de la producción total de Inglaterra y no hubiera sido posible de producir sin la revocación del impuesto al vidrio que pesaba meses antes de la construcción.


El Crystal Palace estuvo listo para Julio de 1851, mes de la Gran Exposición. En 1853 fue desmontado y llevado a Sydenham Hill donde permaneció hasta 1936 año en el que un incendio

Charles-Louis-Ferdinand Dutert arquitecto
Victor Contamin ingeniero
Galería de las Máquinas Exposición Internacional de París 1889
realización para esta exposición aún sigue en pie y es la torre Eiffel.

La Torre Eiffel
Su autor, Gustave Eiffel, era un ingeniero experto en la construcción de puentes, estaciones de ferrocarril y otros edificios de hierro. La torre, realizada en hierro, tenía 321 metros de altura, era la construcción más elevada del mundo hasta que, en 1931, fue superada por el Empire State en Nueva York.

Se tardó dos años en construirla y desde el principio fue una obra muy polémica. Se aseguró que se desmantelaría y que era antiestética, ya que parecía más una fábrica que un monumento.
Su base está formada por cuatro arcos gigantes que descansan sobre cuatro pilares situados elos vértices de un rectángulo. A medida que la torre se eleva, los pilares se giran hacia el interior hasta unirse en un solo elemento articulado.

REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y HIERRO

 


La máquina de vapor y el uso del hierro con fines estructurales hicieron su aparición de forma contemporánea y relacionada.
Por ejemplo John Wilkinson inventó en 1775 una rectificadora de cilindros que James Watt usó en 1789 para su máquina a vapor.
Las primeras industrias fueron de productos bélicos y textiles en el siglo XVII, se generalizaron en el XVIII y llegaron a masificarse en el XIX, generando un cuadro completo de transformación de la sociedad que ha sido descrito como “Revolución Industrial”.
El trabajo de Wilkinson también fue esencial para el diseño y la construcción del primer puente de hierro fundido en 1779 (Sobre el río Severn en Coalbrookdale. Inglaterra, 30.5m). De ahí en adelante se elevan cantidad de estructuras metálicas que permiten el perfeccionamiento técnico del nuevo material.
La primera mitad del siglo XIX vio evolucionar vertiginosamente dicha tecnología; los eslabones de cadenas que soportaban puentes fueron reemplazados por cables y se patentaron diferentes técnicas de manejo del metal con fines estructurales.
A mediados del siglo las columnas de hierro fundido, las vigas de riel y los vidrios modulares eran la técnica corriente para la rápida fabricación de mercados y centros de distribución. La utilización del hierro como única alternativa para los rieles que conducirían las locomotoras fue impulso definitivo y precursor de la viga como elemento estructural.

La máquina de vapor

El empleo de la energía producida por las calderas de vapor para mover las máquinas tejedoras y de hilar marcó el comienzo del extraordinario incremento de la producción y, al mismo tiempo, de la Revolución Industrial.
La máquina de vapor producía una corriente de vapor que permitía mover una rueda durante largo tiempo. Al principio esta máquina se utilizó en la industria textil y en las minas; más tarde se aprovechó también para el desplazamiento de algunos medios de transporte, como las locomotoras y las embarcaciones. La transformación industrial fue posible, en gran parte, gracias al uso de dos nuevas fuentes de energía: el vapor y el carbón mineral.
La utilización del vapor se dio gracias al invento de la máquina de vapor, la cual fue perfeccionada en 1769 por el inglés James Watt.

La industria del algodón

El primer paso en la transformación del sector textil inglés fue el cambio de materia prima: de la lana al algodón; los motivos son fáciles de entender: una exportación de este producto a Europa era impensable dada su abundancia, además, los primeros intentos de acelerar las labores y de mecanizar el proceso de hilado y tejido de lana demostraron la ineptitud de este material para este proceso; la abundancia de algodón en las colonias y lo fácil de traerlo de fuera (unido al hecho de que nadie podía producirlo como tejido a la velocidad que las máquinas inglesas lo hacían) le supuso hacerse con un producto sin competencia; la tecnificación al que se sometió el proceso de hilado y tejido demostró que se podía acelerar el proceso, fabricando más en menos tiempo y abasteciendo la demanda del sector comercial
Máquina de hilar Jenny, inventada por
James Hargreaves en 1764

Los avances tecnológicos
La creciente actividad del sector industrial crea una demanda de avances tecnológicos sin los cuales no se podría haber hecho frente al crecimiento. Los avances iniciales en labores agrícolas han de ser vistos desde esta perspectiva de demanda, lo que a su vez, al generar un desarrollo del sector puntero industrial (textil) genera nueva demanda de avances. La necesidad de producir más y más rápido genera una búsqueda de soluciones a problemas cotidianos que, a su vez, generan otras respuestas paralelas.
Los sectores más punteros del desarrollo industrial inglés son, sin duda alguna, el textil y el metalúrgico.

Industria de los Alimentos.

Aparece en el último tercio del siglo XIX potenciado por los avances en transportes y la especialización en las producciones agrícolas. Las novedades en el tratamiento de metales permitirán utilizar aluminio en vez de hierro. El envase aparecerá de manos del francés Appert, quien crea unas latas higienizadas por dentro y cerradas herméticamente por fuera. Aparecen los frigoríficos industriales que van a permitir traer alimentos de otros países. Y aparecerá la leche condensada a través de procedimientos electrolíticos.
Industria Eléctrica.
Hay dos grandes apartados dentro de la industria eléctrica: la producción de electricidad y la fabricación de equipamiento eléctrico. En lo que se refiere a la producción de electricidad va ser tener, a priori, un campo muy a atractivo para la inversión de capitales, que ven en ella una gran fuente de beneficios (A.E.G, Phillips, General Electric). Esta industria es la que ayuda, con su demanda constante y creciente, a la siderurgia del cobre y del plomo.
La producción de energía eléctrica se encuentra zonificada. Las industrias son locales, cada una tiene su propia central eléctrica. Posteriormente, y siguiendo los procesos de concentración industrial en vigor en la época, las grandes empresas irán comprando todas las pequeñas empresas.
La aparición de la electricidad va a suponer un gran cambio en la ciudad y sobre todo en lo que se refiere a los transportes (tranvía). Con la electricidad aparece la radio, una radio de carácter local (suena en onda media) Con ello se permite a un cierto grupo social la información que nunca han podido saber por no poder leer.





La estructura auto soportante de hierro fundido constaba de 3 300 columnas y 24 millas de canaletas de madera que soportaban la cortina superior de vidrios de 49 por 10 pulgadas cada hoja. Además la disposición en zig-zag de las hojas permitía mayor estabilidad.
Los marcos de hierro fundido de la cortina de vidrio representaban también una novedad tecnológica debida a la presencia de tensores en cada panel prefabricado que le dan una apariencia preocupantemente contemporánea.
Pero la comodidad y rapidez del montaje reposaban en que una vez montadas cuatro columnas ya éstas estaban estables, con la ayuda de piezas de unión universal también prefabricadas en hierro fundido.
Estas uniones empataban cuatro cerchas con una columna así que con cuatro columnas y cuatro cerchas ya no se necesitaba andamios ni otros artefactos por el estilo. Mas bien se inventó un coche que corría por las cerchas y que facilitaba el trabajo de los colocadores de las hojas de vidrio y les permitía montar 19 000 paneles de vidrio en una semana.
Esta ingeniosa unión universal fue la clave para que el Crystal Palace fuera tan fácil y rápido de montar y desmontar.


Burguesía:


La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda Europa no sólo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó enormes transformaciones sociales.


EL FERROCARRIL


En 1825 Stephenson aplicó la maquina de vapor capaz de desplazarse (locomotora) como fuerza de tracción para arrastrarestos vagones. que antes eran tirados por caballos y personas. La idea de desplazarse así por vía terrestre supuso la aparición del ferrocarril moderno, como medio de transporte para mercancía personas.

El ferrocarril permitía transportar materias pesadas con una rapidez antes impensable de 32 a 40 Km. La revolución de la velocidad acortó extraordinariamente el tiempo de los desplazamientos y permitió vertebrar el comercio interior, escasamente desarrollado hasta entonces. El volumen de los intercambios se multiplicó.
Orígenes de la Revolución Industrial en Inglaterra
Después de siglos de estancamiento en Europa, el crecimiento económico volvió a encontrar perspectivas muy favorables. La Revolución Industrial iniciada en Inglaterra a mediados del siglo XVIII, al cambiar las condiciones de producción, indujo un enriquecimiento espectacular que se fue generalizando con el correr de los años.
Un buen índice de este crecimiento fue su producción de hierro: 60.000 ton. en 1780; 300.000 ton. en 1800 y 700.000 ton. en 1830.
Es el mayor cambio que ha conocido la producción de bienes desde 1800 en Inglaterra. La aparición de las máquinas, instrumentos hábiles que utilizan energía natural en vez de humana, constituye la línea divisoria entre dos formas de producción. La producción maquinista creó las condiciones para la producción y el consumo en masa, característicos de época actual, hizo surgir las fábricas y dio origen al proletariado.
La revolución industrial
es el cambio en la producción y consumo de bienes por la utilización de instrumentos hábiles, cuyo movimiento exige la aplicación de la energía de la naturaleza. Hasta finales del siglo XVIII el hombre sólo había utilizado herramientas, instrumentos inertes cuya eficacia depende por completo de la fuerza y la habilidad del sujeto que los maneja. El motor aparece cuando se consigue transformar la energía de la naturaleza en movimiento. La unión de un instrumento hábil y un motor señala la aparición de la máquina, el agente que ha causado el mayor cambio en las condiciones de vida de la humanidad.
La aplicación de la máquina de vapor a los transportes, tanto terrestres como marítimos, tuvo una inmediata repercusión no sólo en procesos de comercialización, sino también en la calidad de la vida, al permitir el desplazamiento rápido y cómodo de personas a gran distancia.
La construcción de los ferrocarriles fue la gran empresa del siglo XIX.
La tecnología
A comienzos del siglo XVIII las telas que se fabricaban en Europa tenían como materia prima la seda (un artículo de lujo, debido a su precio), la lana o el lino. Ninguna de ellas podía competir con los tejidos de algodón procedentes de la India y conocidos por ello como indianas o muselinas. Para entonces, la producción de tejidos de algodón en Inglaterra era insignificante y su importación desde la India constituía una importante partida de su balanza mercantil. Para competir con la producción oriental se necesitaba un hilo fino y fuerte que los hiladores británicos no producían.
La primera innovación en la hilandería se produjo al margen de estas preocupaciones: Hargreaves, un hilador, construyó el primer instrumento hábil, la spinning-jenny (1763), que reproducía mecánicamente los movimientos del hilador cuando utiliza una rueca y al mismo tiempo podía trabajar con varios husos. El hilo fino pero frágil que con ella se obtenía limitó su aplicación a la trama de tejidos cuya urdimbre seguía siendo el lino. Continuó por tanto la fabricación de tejidos de lino y la productividad recibió nuevo impulso debido a las limitadas exigencias de la jenny en espacio y energía.
Pocos años después surgía la primera máquina, con la aparición de la estructura de agua de Arkwright (1870), que recibe su nombre porque necesitaba la energía de una rueda hidráulica para ponerse en movimiento.

Para entonces, Samuel Crompton había construido una máquina nueva, inspirada en las anteriores, conocida como la mula, y que producía un hilo a la vez fino y resistente. El grueso de un hilo se mide por el número de madejas de 768,1 metros (840 yardas) que se puede obtener con 453 gramos de algodón (una libra). Un buen hilandero podía fabricar 20 madejas y la mula comenzó duplicando esta cifra para pasar a 80 y poco después a 350, más de 268 km. El número de husos, que no pasaba de 150 en la primera versión, alcanzó los dos mil al cabo de unos años y todo ello se conseguía con el solo trabajo de un oficial y dos ayudantes. La exportación de tejidos británica se multiplicó por cien en los cincuenta años que siguieron a 1780.
A partir de la renovación de la hilandería se puso en marcha un proceso que condujo a la mecanización de todas las etapas de la producción de tejidos, desde la desmontadora de algodón, fabricada en América por Eli Whitney, hasta las máquinas que en Inglaterra limpiaban de cualquier impureza el algodón en rama (trabajo especialmente penoso por el polvo que levantaba), el cardado y la elaboración mecánica de los husos para la fabricación de hilo. Una vez fabricado éste, los telares mecánicos, desarrollados en Francia por Jacquard, sustituían ventajosamente a los manuales tanto por la rapidez como por la calidad.
El blanqueado de la tela, que llevaba varias semanas, se redujo a un par de días cuando al cambiar el siglo se descubrió un procedimiento químico a base de clorina. El estampado, que concluye el proceso, se hacía utilizando tacos de madera, que se aplicaban manualmente, hasta que en 1785 se encontró un rodillo que multiplicó la producción.
La demanda de energía que las máquinas textiles requieren fue satisfecha inicialmente recurriendo al método tradicional de las ruedas hidráulicas y las primeras fábricas se establecieron en las orillas de los ríos, tomando el nombre de molinos. La irregularidad de la corriente aconsejaba buscar una fuente independiente de energía. Las experiencias para conseguir un motor capaz de elevar el agua, mediante el vacío producido por la condensación del vapor, habían llegado, a mediados del siglo XVII, a una primera formulación, desarrollada por Savery en una máquina eficaz, aunque de escasa potencia y limitada aplicación.
Newcomen combinó la presión de vapor con la atmosférica para producir una máquina mucho más eficaz, aunque muy costosa por la cantidad de combustible que requería el calentar y enfriar sucesivamente el cilindro en el que se iniciaba el movimiento. En la universidad de Glasgow enseñaba Black, quien había descubierto la existencia del calor latente de vaporización, principio que venía a explicar la gran cantidad de agua que se necesitaba para conseguir la condensación del vapor.
Pero el doctor Watt fue quien dirigió sus trabajos para independizar las dos etapas del proceso (vaporización y condensación) de modo que no hubiera pérdida de energía. La construcción de un condensador independiente, que permanecía constantemente frío, en tanto el cilindro estaba siempre caliente, puso fin al despilfarro de carbón. La utilización de un cilindro de doble efecto permitió prescindir de la presión atmosférica en tanto la aplicación de altas presiones, sin las cuales no había posibilidad de aplicar el motor a un vehículo, se encuentra en el origen de la locomoción mecánica.
De entrada, la máquina de vapor vino a resolver el problema planteado por el drenaje de las minas y, junto con la lámpara de seguridad de Davy (1815), permitió abrir pozos cada vez más profundos y explotar aquellos que habían sido abandonados por las dificultades y riesgos que implicaba la explotación.
En cuanto al hierro, su demanda estaba limitada por la dificultad de transformar el mineral. éste se presentaba combinado con oxígeno cuya eliminación se realizaba mediante combustión en altos hornos. La masa fluida que se obtenía en la parte inferior estaba llena de impurezas que eran eliminadas mediante el afinado, que le quitaba el carbono sobrante, y el forjado, en el que los golpes de un martillo hidráulico permitían homogeneizar su estructura.
La primera línea de mejora consistió en la sustitución del carbón por el coque, que se obtiene mediante la combustión incompleta del carbón para separar el sulfuro y el alquitrán. La utilización de coque en la producción de hierro se realizó con éxito a comienzos del siglo XVIII por Abraham Darby, pero sólo se generalizó en la segunda mitad del siglo.
Una nueva técnica para mejorar la calidad del lingote fue el pudelado, en el que la fusión se realizaba manteniendo separado el carbón del mineral. El acero es el hierro sin otra impureza que uno por ciento de carbono; hasta entonces se había conseguido en pequeñas cantidades utilizando como materia prima un mineral de excepcional pureza. La fundición del hierro en un crisol y a más altas temperaturas permitió la producción masiva de acero y con ella la satisfacción de toda clase de demandas procedentes de la propia industria.
Los cambios en la agricultura
El parlamento inglés, durante el transcurso del siglo XVIII, permitió cercar las fincas en el campo abierto. El gasto que demandaba esta operación favoreció a los hacendados más ricos y permitió la aplicación de nuevas técnicas para incrementar la productividad agrícola. Se empezó la rotación de cultivos suprimiendo el sistema anterior de barbecho, se mejoraron las especies ganaderas gracias al cruce de ejemplares seleccionados, se generalizó el cultivo de nuevas especies, se mecanizaron las labores del campo, se aumentaron las superficies cultivables desecando pantanos, y se logró un rendimiento mayor con la utilización de abonos.
El ejemplo de Inglaterra fue seguido por los países europeos cuya producción agrícola se duplicó entre 1840 y 1914. Durante la misma época, en los extensos territorios de los Estados Unidos, Canadá, Australia y Argentina se generalizó el cultivo de cereales o la crianza de ganado, convirtiéndose estos países en los abastecedores de Europa y del mundo entero. En los países tropicales se intensificaron las plantaciones de caña de azúcar, café y otros productos alimenticios, de algodón y de otras materias primas que abastecieron las industrias europeas.
El crecimiento demográfico y su interrelación con el desarrollo urbano
La mejor alimentación, resultante de la diversificación y de los mejores rendimientos de la agricultura, permitió disminuir la mortalidad infantil y alargar la vida de los europeos. A ello también contribuyeron los progresos de la medicina, especialmente el descubrimiento y la aplicación de la Vacuna para atajar las epidemias periódicas que diezmaban la población.
Los europeos casi se triplicaron en el transcurso del s. XIX, siendo su crecimiento más notorio en los países industrializados. Este aumento demográfico estuvo estrechamente unido al despegue industrial, pues al elevarse la población se contó con abundante mano de obra y un amplio mercado de compra que garantizaron las ganancias indispensables para nuevas inversiones. El mejoramiento tecnológico de la actividad agrícola liberó mano de obra y se produjo el éxodo rural hacia los centros industriales. Las antiguas ciudades fueron adquiriendo una nueva fisonomía, pues la aparición de las fábricas y la aglomeración demográfica impusieron cambios urbanísticos por las urgentes exigencias de distribución de agua, servicios de alcantarillado, transportes, parques y lugares de esparcimiento.
La organización del trabajo y los problemas sociales
Las transformaciones económicas que originó la Revolución Industrial alteraron las estructuras sociales vigentes desde la Edad Media. En las zonas rurales, el campesino se desvinculó del señorío feudal y se convirtió en un jornalero cuyo trabajo se retribuyó con un salario. En las ciudades, el artesano que trabajaba su propio taller se trasladó a las fábricas en calidad de obrero asalariado y pasó a depender del propietario de las máquinas. Esta nueva situación constituyó el germen de las alteraciones campesinas y de las revoluciones obreras que acontecieron durante la segunda mitad del s. XIX en Europa.
Segunda revolución industrial
Entre los años 1880 y 1914, el desarrollo industrial se extendió a nuevos países y adquirió un ritmo acelerado. Este fue de tal magnitud que muchos historiadores han denominado este período como el de "la segunda revolución industrial".
 El progreso científico y la aplicación tecnológica
Como vimos, las industrias textiles y siderúrgicas fueron las primeras en desarrollarse. Los ingleses contaban con abundante algodón proveniente de la India a bajo precio, por lo que crearon grandes manufacturas textiles que terminaron por desplazar al lino y a la lana en la confección del atuendo entre los europeos. Para ello, desde mediados del s. XVIII, contaron con la progresiva aparición de nuevos inventos que facilitaron una rápida y abundante producción.
Se comenzó con el descubrimiento de la lanzadera volante, siguieron los diversos tornos de hilar que permitieron a un obrero trabajar varios husos a la vez, continuaron con el telar mecánico y se combinaron de tal forma estos diversos inventos que la cantidad de productos fabricados superó ampliamente la demanda tradicional. Esta situación convirtió a Inglaterra en un país exportador y en el verdadero taller del mundo en la primera mitad del s. XIX.
El invento y la aplicación de la máquina a vapor abrió enormes posibilidades al desarrollo tecnológico que no dejó de progresar durante todo el s. XIX.. A fines del siglo, el alemán Daimler inventó el motor de combustión interna; entre 1900 y 1914, el automóvil y el avión se perfeccionaron gracias al motor Diesel. Al mismo tiempo, la electricidad empezó a utilizarse con fines industriales. Los estudios científicos, estimulados por los gobiernos en las universidades y financiados por las empresas, lograron obtener algunas materias con procedimientos químicos realizados en los laboratorios. Estos nuevos productos, como el caucho y el salitre sintético, abrieron un campo ilimitado al desarrollo científico y tecnológico.
El avance de los medios de comunicación
Uno de los acontecimientos más destacados durante la segunda mitad del s. XIX, fue la población y colonización de nuevas tierras. Trece millones de europeos se desplazaron a los Estados Unidos, otros se dirigieron a Australia y al algunos países de Sudamérica. California y Australia ejercieron especial atractivo sobre los buscadores de oro. Este sorprendente movimiento migratorio se pudo realizar porque los transportes se abarataron y facilitaron a los campesinos, que no encontraban trabajo en las ciudades europeas, el traslado a tierras donde existían mejores expectativas laborales. En 1869, se abrió el Canal de Suez que acercó Europa al Lejano Oriente; más tarde, se construyó el ferrocarril en el Istmo de Panamá y, finalmente, se construyó en 1914 el canal que une el Atlántico con el Pacífico.
La aplicación de la fuerza del vapor a la navegación que iniciara Fulton en 1807 y la generalización de la hélice desde 1885 aumentaron las posibilidades de carga y de velocidad en el tráfico marítimo. Los meses que se tardaban para viajar entre dos puntos se redujeron a semanas. El ferrocarril, de invención más tardía, trajo similares consecuencias y se erigió en el símbolo del progreso. Puso en contacto las zonas rurales interiores con las ciudades costeras y permitió unir las regiones más distantes de los extensos estados que surgieron en la segunda mitad del s. XIX. Los ferrocarriles que unieron Moscú con Vladivostock en el imperio ruso, y el transoceánico que unió Nueva York con San Francisco, dieron vida a inmensos y productivos territorios continentales.
La información se vio también favorecida por nuevos sistemas: el telégrafo eléctrico, iniciado en 1844 y el teléfono en 1876, se unieron al sistema de franqueo postal introducido desde 1840. Todos estos adelantos contribuyeron al acortamiento de las distancias y al mejor aprovechamiento del tiempo, acercaron a los hombres y cambiaron las relaciones económicas entre los pueblos y las empresas.
Las trasformaciones sociales
La revolución industrial tuvo hondas repercusiones en la sociedad. La burguesía desplazó definitivamente a la nobleza como clase rectora en los países occidentales. Los Lores ingleses, sin abandonar su carácter y conservando algunos de sus privilegios, se mezclaron con los burgueses y compartieron con éstos las ventajas del auge económico. En Francia y los Países Bajos la nobleza desapareció como grupo privilegiado. En Alemania, los nobles tuvieron que conformarse con hacer carrera en el ejército y en la diplomacia. Solamente en Rusia, escasamente industrializada, mantuvieron sus privilegios hasta el s. XX. En cambio, la burguesía —integrada por los empresarios industriales y los banqueros (alta burguesía), por profesionales como médicos, ingenieros o abogados, y por los comerciantes y pequeños empresarios (mediana y pequeña burguesía)— impuso su concepción de la vida, sus costumbres y valores. Estos giraron en torno a la riqueza y exaltaron las virtudes del ahorro metódico, de la constancia en el trabajo y del respeto del orden establecido.
El campesinado, arrojado del campo por la creciente mecanización de las actividades agrícolas, emigró a las ciudades y, junto al artesano empobrecido por el nuevo sistema fabril, dio origen a la nueva clase social: el proletariado obrero

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